Colombia y el maravilloso proceso del café en una auténtica hacienda cafetera

El maravilloso proceso del café en Colombia

En Icárion, en nuestra búsqueda por alcanzar la excelencia en todo lo que hacemos, me he adentrado en el descubrimiento de este maravilloso país, y he tenido la gran suerte de vivir este destino de manera profunda, para poder transmitirlo y contarlo a nuestras agencias de viaje y a nuestros clientes de primera mano, conociendo todos los secretos y experiencias que ofrece el Eje Cafetero Colombiano a quién lo visita.

Colombia: el país de la belleza

Como sabéis, Colombia se ha convertido en un destino absolutamente emergente y un referente destino turístico a nivel mundial. Elegido por Forbes como “El país más hermoso de Latinoamérica”, el tercero del mundo, y catalogado también como “El país de la belleza”.

Este estudio de Forbes por supuesto analiza las maravillas naturales del país, tales como arrecifes, selvas tropicales, así como la sostenibilidad, el arte, la gastronomía, biodiversidad. Prometiendo así al viajero dejarle una huella imborrable.

Pero hay además algunos datos respecto a Colombia que probablemente son desconocidos para el quiénes lo visitan por primera vez, por ejemplo: que es el mayor productor de esmeraldas del mundo, que tiene más de 1.500 especies de orquídeas, que tiene la mayor diversidad de pájaros y mariposas del mundo, o que es el país con más recursos hídricos del mundo, entre otras cosas y curiosidades… y de regalo: que CULTIVA EL MEJOR CAFÉ DEL MUNDO.

El mejor café del mundo

El mundo del café es maravilloso, que el café forma parte de nuestro día a día y está absolutamente presente en nuestras vidas ya lo sabemos, pero que esta bebida aromática consumida en todo el mundo tiene una historia increíble pocos lo conocen, y Colombia da la posibilidad al viajero de descubrirla por sí mismo y de vivirla en primera persona.

El aprendizaje sobre el mundo del café

Como muchas personas, amo el café, adoro el café, pero la experiencia que se vive en el Eje cafetero de Colombia va mucho más allá de que te guste esta maravillosa bebida.

…va de aprender, como amante del café, que no todo es igual ni se cultiva para ser consumido de la misma manera.

…va más allá de conocer cómo, según la leyenda, en el año 450 d.C, el café fue descubierto por casualidad por un pastor yemení llamado Kaldi, quién notaba que sus cabras se volvían muy activas y saltaban enérgicamente al comer sus frutos rojos, y de cómo llevó su rebaño junto con estos frutos a los monjes para pedirles ayuda ya que pensó que estaban “endemoniadas”. Los monjes oraron por las cabras e hicieron una infusión que les resultó demasiado amargo, por lo que decidieron tirar la planta al fuego y de cómo al quemarlo y hacer salir así de manera casual su increíble aroma decidieron hacer una infusión de este una vez tostado y descubrieron entonces esta bebida increíble.

…va más allá también de aprender la diferencia entre sus variedades más conocidas: el café Arábica, variedad más suave y dulce, y que se denomina si éste es plantado a más de 800 mts de altitud y café Robusta, variedad más fuerte y amarga, con más contenido en cafeína, y que es plantada a menos de 800 mts y por último, la variedad libérica, procedente de Liberia.

Por lo tanto, todo el café cultivado en Colombia es especie arábica, por la altura del país, y de la región, en el corazón de los Andes Colombianos.

…va además de conocer que Vietnam es el primer productor del mundo, seguido de Etiopía… que es el país de donde procede el café originariamente.

Y que en Colombia se apuesta por la calidad de la producción, no por la cantidad.

El proceso del café en el Eje Cafetero

Este viaje como digo no trata solo de conocer todo lo referente al café y su complejo proceso: su cultivo, el secado, el tueste y la elaboración en una auténtica hacienda cafetera, sino de vivirlo en todo su proceso, de la planta a la taza. Y además descubrir el entorno natural increíble en el que este cultivo tiene lugar: el Eje Cafetero Colombiano.

El entorno y el Valle del Cocora

Empecemos con algunos datos importantes: el Eje cafetero Colombiano, formado por 62 municipios y declarado por Unesco patrimonio de la humanidad, apuesta por la tradición en el cultivo y el proceso del café, manteniendo así y garantizando todas sus propiedades. El eje Cafetero se compone de tres departamentos: el Quindío (cuya capital es la ciudad de Armenia), Risaralda (capital Pereira) y Caldas (Manizales).

Desde ellas se visita además el espectacular Valle del Cocora (un paraíso natural único, que me impactó realmente, donde crecen las palmeras de cera, las más altas del mundo y el árbol símbolo nacional del país), con una potencia de color verde que no he visto en ningún otro lugar del planeta.

Aquí, además de disfrutar del paisaje y conocer todo lo referente a las palmeras de cera, los pasajeros Icárion tenemos la posibilidad de plantar nosotros mismos una pequeña palmera, y contribuir así a la no desforestación de esta zona tan maravillosa del país, convirtiéndonos en embajadores del Valle del Cocora y auténticos guardianes de la naturaleza de Colombia.

En nuestra estancia en el Eje Cafetero, se visitan también los preciosos pueblos detenidos en el tiempo: Salento y Filandia, que sirvieron de inspiración de la película “Encanto” de Disney, con casas de arquitectura colonial con balconadas coloridas, locales adornados de productos artesanos, todos en torno a una plaza con una iglesia de cuento de antaño y donde tendremos la oportunidad de degustar un auténtico café colombiano preparado de manera tradicional y saborearlo de una manera indescriptible.

Y bien, una vez visitados los increíbles lugares, pueblos y paisajes de la zona, veamos en qué consiste realmente esta experiencia cafetera integral.

Experiencia en una auténtica hacienda cafetera

Lo más diferente y genuino es alojarse en una auténtica hacienda cafetera y conocer así dicho proceso al completo, que va desde realizar catas de aroma y sabor, pasando por el cultivo, la recolecta, el secado, tostado, para acabar con la degustación, y llegar a conocer así todo sobre el café.

Es algo único, una experiencia viajera, un recorrido sensorial que te transporta a los escenarios de cafetales más reales de las series de Netflix, y te sientes como un auténtico hacendado en plena cosecha.

Se puede realizar solo la visita para hacer una experiencia cafetera, pero, indudablemente, y totalmente recomendable para vivirlo, es alojarte en una auténtica hacienda cafetera para vivir la experiencia al 100 %.

No es de extrañar que se haya convertido ya en el primer motivo por el que los turistas extranjeros visitan Colombia, para conocer el café y todo el mundo que lo rodea, siendo ya el segundo lugar más visitado del país solo por detrás de la famosa heroica Cartagena de Indias.

Es una experiencia viajera que no podemos perdernos en nuestro viaje a Colombia, si ya solamente la sensación de alojarte en un edificio colonial tradicional, que emana la historia de la región y del país, rodeado de la impresionante belleza del paisaje natural de la región, lo convierten en algo único, imagina despertar con el canto del gallo, tumbarte en una de sus hamacas colgantes típicas en las balconadas coloridas de la hacienda, o desayunar cogiendo tus propios frutos del banano viendo la extensión de las plantaciones. Se convierte en algo absolutamente épico.

De la planta a la taza

Y para alcanzar el “Cum laude”, el viajero podrá adentrase de lleno en la experiencia completa del café: “del cultivo a la taza”, empezando con una cata para aprender a diferenciar la calidad y los diferentes matices en los cientos de aromas que puede tener el café: vainilla, chocolate, floral, avellanado…

Seguiremos elaborando nuestro propio “cestillo” recolector, incluso podemos decorar nuestra propia taza. Recorreremos los cafetales y aprenderemos a diferenciar los granos maduros y listos para la recolecta, comprobando la importancia de los elementos: la tierra, del agua, aire y la luz, para atender al proceso del secado y tueste, para finalizar, con una taza del mejor café del mundo, elaborado y hecho de manera tradicional (utilizando, para una taza, 7gr de café por cada 100 ml de agua y sin electricidad a ser posible) con la finalidad de no alterar todas su propiedades, en un entorno único que solo la naturaleza del eje cafetero colombiano puede ofrecer.

Una experiencia donde el café no solo se bebe, sino que se vive.