Panorámica

Puerto Viejo: el Caribe Costarricense

Helena

Helena Elvira, Product Manager de América Latina en Icárion

septiembre 2024

Helena es Product Manager de América Latina en Icárion. Enamorada de América Latina, lleva toda su vida laboral dedicada al mundo del turismo. Su gran pasión es descubrir y explorar nuevos destinos para ponerlos al alcance de todos y poder cumplir con las expectativas de nuestros pasajeros. Su mayor satisfacción es saber que ha diseñado viajes mostrando lo mejor de cada país.

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Costa Rica siempre me ha parecido un país deslumbrante por su diversidad natural y cultural. Sin embargo, cuando se habla de turismo, la mayoría dirigimos nuestra atención a las playas del Pacífico, especialmente a la famosa región de Guanacaste. Si bien esta zona tiene un encanto innegable, no debemos pasar por alto una joya menos explorada pero igualmente fascinante en la costa caribeña: Puerto Viejo de Talamanca.

Regresar a Costa Rica: un placer inigualable

Aunque he viajado ya muchas veces a Costa Rica, volver al que es uno de mis países favoritos, siempre me hace feliz porque siempre hay rincones nuevos que descubrir, cada viaje resulta novedoso y sorprendente. Nunca dejará de asombrarme, por más veces que lo visite, la majestuosidad del Volcán Arenal y reconozco que disfrutar de las aguas termales también es un gran aliciente.

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La Magia del Parque Nacional de Tortuguero

¿Y cómo no sentirse abrumado ante la extraordinaria belleza del Parque Nacional de Tortuguero? Contemplar a las tortugas desovar es un espectáculo natural que personalmente me conmueve hasta los huesos, siendo consciente de que es un verdadero privilegio al alcance de pocos. Incluso cuando no es temporada de tortugas, el Parque es un vergel natural en el que siempre me quedaría un día más: cientos de aves, anfibios de todos los colores, caimanes, reptiles, monos jugando en los árboles… una experiencia única.

Puerto Viejo: un lugar auténtico y especial

Pero si hay un lugar en Costa Rica que me resulta extraordinario, ese es Puerto Viejo. Para mí, es la propia idiosincrasia que envuelve este destino, lo hace cada vez más, un lugar indispensable para visitar. No hay otro lugar en todo el país tan auténtico, especial y único. Nunca he sido tan consciente de lo que significa para mí Puerto Viejo hasta que me di cuenta de que estando allí, no puedo dejar de sonreír.

Evolución de infraestructuras y alojamiento

Aún recuerdo la primera vez que visité Puerto Viejo, hace más de veinte años. La esencia no ha cambiado pero algunos aspectos, hay que reconocerlo, han mejorado bastante. Recuerdo, por ejemplo, que había alguna familia que tenía como mascota un oso perezoso al que querían y trataban como a uno más. Como la gente es tan abierta y amable en esta región, cuando mostré asombro ante la inusual mascota, me invitaron a entrar en su casa, a tomar una “resbaladera” que es una bebida típica hecha con arroz licuado acompañado de canela, nuez moscada, azúcar al gusto, hielo y leche e incluso a coger en brazos al pequeño perezoso. Por supuesto, hoy somos mucho más conscientes de la necesidad de mantener a los animales salvajes en su hábitat. En el caso particular de los perezosos, hay un santuario a solo 30 minutos del pueblo que es pionero en América y uno de los proyectos que han convertido esta zona en un ejemplo de sostenibilidad.

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Otro de los cambios positivos que he podido percibir es la clara mejora de las infraestructuras y la hotelería. Hoy en día, los hoteles de Puerto Viejo se adaptan a todo tipo de viajeros: desde el más exigente, al más aventurero. Todos los alojamientos tienen algo en común y es la integración con la naturaleza circundante, algo que convierte una noche Puerto Viejo en una experiencia única y encantadora, sin renunciar a la comodidad. Reconozco que hace 25 años no era exactamente así.

Una noche me alojé en un pequeño lodge, muy pintoresco, pero también muy básico. Cuando pregunté por el baño, me indicaron que debía seguir un camino señalado con velas. No sabría decir qué distancia habría desde mi habitación hasta el baño, pero a mis veintipocos años me pareció que aquello era como intentar recorrer el Camino de Santiago. Solo diré que fue una noche larga. Hoy en día, la proximidad a la naturaleza se mantiene, pero también puedes disfrutar de una enorme bañera de masajes, sin salir de tu habitación.

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Vida nocturna y comunidad acogedora

Otro de los factores que me fascinan de Puerto Viejo es la vida nocturna. Me encanta pasear y ver sus calles llenas de gente disfrutando de la música y la alegría, los bares y restaurantes son lugares perfectos para conocer a gente, probar la deliciosa comida local y dejarse llevar por el ritmo de la música.

Es cierto que la gente en Costa Rica es abierta y muy amigable, pero en Puerto Viejo es otro nivel: aquí no eres un amigo, eres parte de la familia. Siempre me he sentido en casa estando en Puerto Viejo. Siento que puedo vestir como quiera y hacer lo que quiera: ¿me apetece ir con tacones y lentejuelas? Perfecto. ¿Hoy prefiero ir en chándal y chanclas? Fantástico. Este lugar siempre me ha brindado la más cálida de las bienvenidas. Siempre he percibido que la gente está deseando entablar una conversación y compartir vivencias. Puede que esta actitud ante la vida tenga algo que ver con la cultura reggae que impregna cada rincón.

Charlar con la gente es, en sí mismo, una experiencia memorable

Pero la mayoría de nosotros viajamos a Costa Rica por su exuberante naturaleza y Puerto Viejo tiene muchos rincones naturales que descubrir.

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Explorando la naturaleza: Cahuita y Gandoca-Manzanillo

El Parque Nacional Cahuita, situado a pocos kilómetros al norte, es un paraíso para los amantes del esnórquel y el senderismo. Sus arrecifes de coral, uno de los más importantes de Costa Rica, albergan una asombrosa biodiversidad marina, mientras que en tierra firme es fácil avistar monos, mapaches y una variedad de aves exóticas.  Es un parque extraordinario para quien, como yo, disfruta de explorar parajes naturales.

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Otro lugar imperdible es el **Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo**, al sur de Puerto Viejo. Este refugio es ideal para quienes buscan explorar manglares, bosques tropicales y playas vírgenes. Aquí, podemos observar delfines, tortugas marinas y manatíes en su hábitat natural.

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Caminar entre la vegetación tan exuberante y tener la playa tan cerca es una experiencia realmente especial, a lo que se suma la posibilidad de ver osos perezosos que añade un extra; son criaturas adorables y únicas. Y es cierto, que tener buena vista es clave para encontrarlos entre las ramas, pero forma parte de la aventura.

Además, apuestan por un turismo responsable, muchos hoteles cada vez más se comprometen para cuidar del medio ambiente y trabajan en armonía con la comunidad. Estas prácticas sostenibles son fundamentales para preservar la belleza natural y asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de ella, además del bienestar del ecosistema local demostrando un gran respeto por la naturaleza y su biodiversidad.

En definitiva, Puerto Viejo es uno de mis destinos favoritos por su autenticidad.  Cualquier viajero que, como yo, se aventure en Puerto Viejo descubrirá que la combinación de la cultura local, la música vibrante, la deliciosa comida y la belleza natural, junto con las playas, hace de este destino un PARAISO.

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