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Safari en Kenia en familia

Aroa Montoya

Aroa Montoya, Directora de Azul Marino en Santander

julio 2024

Aroa, es directora de Viajes Azul Marino en Santander. Dice siempre que es viajera por transmisión en el ADN y que probablemente si hoy se dedica a eso es gracias a su abuela materna que desde que tiene uso de razón la ha conocido viajando, y al igual que ella les transmitió ese legado, a lo que aspira en la vida es a dejarles como herencia en vida a sus hijos unos pasaportes llenos de sellos de viajes que hayan compartido juntos.

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Este viaje debía ser algo especial porque era un regalo a mi marido e hijos por mis 40 años y cuando tienes el mundo entero en tus manos para decidir, se te plantea un reto complicado; un día oyendo hablar de safaris a una gran comunicadora y compañera, lo tuve claro, nos íbamos a África, nos íbamos a Kenia… ¿por que quién dijo que Kenia no era un viaje para niños?

Empezar por el principio

Decidir la fecha fue algo rápido porque por nuestras agendas solo disponíamos de una semana entre abril y mayo, en Kenia es temporada de lo que llaman “lluvias largas”. ¿qué podía pasar? ¿Qué nos cayesen unos cuantos chaparrones? A unos chicos del norte no nos va a parar la lluvia. Contacté con Cristina y Lola, grandes expertas en el destino y en sus manos me dejé llevar. Llegué a casa y dije “tenemos viaje; Kenia nos espera!”; mi hijo de 13 años alucinaba, mi hija de 8 años saltaba (no tengo claro si entendía bien dónde íbamos) y mi marido dijo “¿safari?...adelante!!!!!”

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Preparando la aventura

En un fin de semana de esos tranquilos, les dije: ha llegado el momento de saber qué nos vamos a encontrar allí. Kenia es un país africano, donde la naturaleza no tiene filtros, los animales viven en libertad, es un país donde todo es …. estado puro…salvaje! pero también es un país donde la gente no vive como aquí, no tienen nuestros recursos y hay niños que, por supuesto no tienen nada de lo que tenéis vosotros. Con la ayuda de videos de YouTube entendieron que allí no solo íbamos a ver animales, íbamos a descubrir una parte del mundo donde son felices con lo que tienen, aunque lo que tengan sea muy poco. Y surgió la idea de destinar una de las maletas a llevarles cosas, abrieron sus huchas, y con su dinero ahorrado compramos montón de material escolar que sin querer hacer spoiler os avanzo que repartirían con asombro y pena a partes a iguales.

Nuestro sueño se pone en marcha

El madrugón fue tremendo, nuestro vuelo salía de Bilbao a las 06:55 horas, pero para viajar no ponemos pegas a madrugar. Volamos vía Ámsterdam con una conexión muy cómoda y por la noche estábamos en Nairobi. Kenia nos recibió con una buena cantidad de agua, este año ha llovido mucho más de lo habitual. La lluvia rápidamente pasó a segundo plano tan pronto conocimos a nuestro guía que nos esperaba con una gran sonrisa. Pronto averiguamos que, a diferencia de nuestro hogar, aquí no llueve de forma constante así que, ni en el año de más lluvia desde hace décadas, dejamos de ver el sol.

Avion viaje a Kenia en familia

Día en Nairobi

Nuestro día empezó con un buen desayuno, puntuales nos recogieron y comenzó nuestro contacto con la capital keniata, primera parada; Giraffe Centre, primer contacto directo con el mundo animal. Lavado de manos al entrar y por unas pasarelas accedes a una zona donde las jirafas se acercan a que las des de comer. Fue una experiencia divertidísima, cómo sacaban la lengua para que les pusieras la comida…lavado de manos al salir; y nos vamos a la segunda parada Casa-Museo de Karen Blixen; o mejor dicho vamos a ver la casa de la super conocida película “Memorias de África” y tras una pausa para la comida, hicimos un pequeño recorrido por la ciudad para ver “Kibera”; el barrio más pobre de África. Un pequeño golpe de realidad; niños jugando descalzos al futbol, sin camisetas de grandes equipos, ni balones de la selección…. Niños jugando sin prácticamente nada.

Primera parada: Samburu

Hoy nos recoge nuestro chofer Deivid, para empezar el safari, nos dirigimos al parque nacional de Samburu. Tras varias horas de coche, entramos y a los 5 minutos entre la entrada y nuestro hotel, la magia surgió: delante de nosotros había una gran manada de elefantes (pudimos contar más de 50) Aquello nos pareció majestuoso, ¡que ilusos éramos! no teníamos ni idea que lo mejor estaba por llegar.

Safari en Kenia en familia

Llegamos al lodge, un hotel sencillo de estilo africano pero alejado de todo con un encanto especial. Baño rápido en la piscina, comida y al atardecer empieza como tal nuestro primer safari, y ahí vuelve la magia de la naturaleza y como en esa maravillosa peli de Disney nos empiezan a acompañar, los calaos de pico rojo, las jirafas reticuladas y de repente dice nuestro guía ¡leona con sus cachorros agarraos que vamos!... y así nos vimos delante de una leona con sus pequeños cachorros mientras mis hijos solo sabían decir…. vaya pasada!

Sus caras de impresión, de asombro, de incredulidad ante semejante golpe de naturaleza viva nos acompañará ya todo el viaje.

Al día siguiente nuestro safari al amanecer nos descubrió avestruces, antílopes, cebras, una manada de elefantes saliendo del río tras un buen baño, cubierta de barro, ¡tal era así que parecía que su piel era de color rojiza! ¡Y nuevos animales que no habíamos visto jamás! No hay tiempo para aburrirse, hay que estar atento, en África todo pasa deprisa. Empieza nuestra particular cuenta atrás; ¿seremos capaces de ver los 5 grandes?

Manada de elefantes en Masai Mara

La emoción de los más jóvenes

El viaje avanza y nos trasladamos al parque Nacional del Lago Nakuru, previa parada en la catarata de Thomson, una cascada sumergida en la ciudad donde comimos en una terraza con vistas a ella, un lugar realmente especial.

Lejos de pensar que los niños se podían estar aburriendo, aquello era una aventura a cada instante, entrar en el parque y encontrarte miles de pelicanos y flamencos, además de un montón de aves desconocidas para nosotros, pero cuando nos adentramos en los bosques, ¡empieza la aventura de nuevo… y de repente! Fijas tu mirada en un árbol y ahí te encuentras un león descansando. Sí, sí, subido a un árbol…pero es que un poco más adelante veremos ñus, veremos rinocerontes…y nosotros sin poder parar de decir “guau…menuda pasada…”

Así que los “guau”, los “mira mira” y los “qué fuerte mama” se convirteron en la banda sonora del viaje.

Aunque quizás el momento en el que me di cuenta de que realmente mis hijos estaban viviendo una experiencia increíble fue cuando le dije a mi hijo viendo el león, ¿no haces fotos ni video? Y él me respondió “no voy a hacer fotos, estoy viviendo el momento” …. Silencio… Plantear un viaje a un adolescente a un sitio donde no habrá internet, donde la luz se acaba al anochecer, no es fácil pero resultó ser el mejor viaje de nuestra vida, donde volvimos a conectar como familia, las tecnologías se apagaron y quedamos nosotros cuatro, juntos, viviendo una experiencia totalmente única mano a mano.

Masái Mara. Un final a la altura del viaje

Nuestros últimos días fueron en la reserva nacional de Masái Mara, persiguiendo el objetivo de ver a los 5 grandes. Cada vez más cerca de nuestro objetivo, nos encontramos con gacelas, guepardos, el león macho, hienas…. Y llegó el día en que visitamos una aldea masái: el jefe nos enseñó sus casas, su ganado, su poblado, nos invitó a su casa donde vivía con su mujer y sus cuatro hijos. Mis hijos abrían sus ojos con cara de pena pero a la vez de asombro por su amabilidad y cercanía, repartieron el material y los niños se pegaban por conseguir un lápiz o una libreta, fue una experiencia para ellos impactante… a la salida cuando nos dirigíamos al hotel iban callados, pensando e interiorizando que había niños en ese poblado sonriendo simplemente por un lápiz de colores.

Reserva Nacional de Masai Mara

El viaje llegaba a su fin, y como colofón decidimos disfrutar del safari en globo el último día… mucho madrugamos, nervios, llovía un poco pero a las 6 de la mañana cuando montamos y el globo empezó a ascender el cielo despejó, el viento era favorable, y conseguimos sobrevolar más de una hora la reserva de Masái Mara. Ver salir a una familia de hipopótamos con su bebé del agua desde el aire fue precioso pero, para mí, lo mejor fue ver la cara de mis hijos, ahí supe que el esfuerzo, y la inversión había merecido la pena; será algo que recordarán toda su vida…

Exursión en globo sobre Masai Mara

Comenzaba nuestra vuelta y cortesía de Turkish Airlines hicimos un stopover en Estambul; para pasar el día de la madre paseando por Estambul…. No podía acabar mejor esta aventura.

Cuando los sueños se hacen realidad

Volver a casa también forma parte del viaje y es ahora, pasados unos días, cuando ves las fotos y tu cabeza se llena de imágenes y de momentos, cuando te das cuenta de la maravilla de viaje que hemos vivido. De lo increíble que es viajar a Kenia rodeada de tu familia, de la maravilla de personas que viven allí y de lo absolutamente impresionante que es la naturaleza en estado puro y salvaje. La conexión con la naturaleza y el reconectar como familia ha sido simplemente único, y creo que hay pocos destinos en el mundo que te puedan aportar lo que te aporta Kenia haciendo un safari.

Y es a la vuelta cuando mis hijos vuelven a sus clases y Lucia de 8 años comparte con sus compañeros de clase este viaje y ahora los “guau” se los dicen a ella al ver lo que ha vivido... es ahí cuando te das cuenta, una vez más, que viajar es la única cosa que pagas y te hace más rico.

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